Espectros de marx pdf




















Download Download PDF. Translate PDF. Isso porque a ideia de espectralidade une umbilicalmente os dois principais pensadores com os quais Derrida dialoga neste livro: William Shakespeare e Karl Marx. Eis o que afirma Derrida, ao analisar o texto de Shakespeare, especi- ficamente no que diz respeito ao primeiro ato de Hamlet.

Anais Volume novo 3. Sim, meu senhor! Tinha a viseira levanta- da. Whither marxism? Pode-se compreender, nesse sentido, o termo whither como o se- guinte questionamento: para onde vai o marxismo? Estos Estados-fantasma se han infiltrado y hecho comunes en todas partes, hasta el punto de no poder ser ya identificados con todo rigor. Demos la bienvenida a estos signos sin dejar, con todo, de desconfiar cautelosamente de las.

Los grandes Estados no pagan todo lo que deben. Es un lazo de 4. Hay, al menos, dos maneras de interpretar lo que acabamos de llamar la «pintura negra», las diez plagas, el duelo y la promesa de que da noticia fingiendo exponer o contar. Pero para sacar de ella consecuencias completamente diferentes. Razones que no deben yuxtaponerse sino entrelazar- se.

Deben inter-implicarse en el desarrollo de una estrategia compleja y que hay que reevaluar continuamente. Lo que es seguro es que yo no soy marxista. Lo quieran o no, lo sepan o no, todos los hombres, en toda la tierra, son hoy, en cierta medida, herederos de Marx y del marxismo. Y, lo queramos o no, por escasa conciencia que tengamos de ello, no podemos no ser sus herederos.

No hay herencia sin llamada a la responsabilidad. A estas cuentas no se las puede pre- sentar en un cuadro. Uno rinde cuentas en virtud de un compro- miso que selecciona, interpreta y orienta. Pero a esto se limita su pertinencia. Goux, Th. Keenan, Th. Lewis, C. Malabou, B Martin, A. Spivak, M. Sprinker, A. Warminski, S. Y el secreto de un crimen. El secreto de su propio autor. El secreto de quien dice a Hamlet: Ghost.

En segundo lugar —otra deuda— todas las cuestiones de la de- mocracia, del discurso universal sobre los derechos humanos, del porvenir de la humanidad, etc. Hamlet, acto I, esc. Bonnefoy, o. Performativos en abismo. Era el abismo parodiado tn situ por el barullo. Un sepulcro. Ya no eran gigan- tes contra colosos. Del propio Marx.

De su testamento o de su herencia. Dista de no hacer nada. Suponiendo que los restos mortales sean identificables, hoy se sabe mejor que nunca que un-muerto debe poder trabajar. He tratado de mos- trar en otros lugares que el trabajo de duelo no es un trabajo como otro cualquiera. Dicho trauma es continuamente denega- do por el movimiento mismo que trata de amortiguarlo, de asimilarlo, de interiorizarlo y de incorporarlo. Insistamos y precisemos: que hacer y hacer llegar tanto como dejar llegar.

Pero los espectros de Marx entran en escena por el otro lado. Hay varios tiempos del espectro. Se acechan los signos, las mesas que se mueven, la vajilla que se desplaza. La alianza signifi- ca: muerte al espectro. Es la apertura misma, la primera escena, si no la escena primitiva, de El Capital. Lo consideramos significativo. El espectro, como su nombre indica, es la frecuencia de cierta visibilidad.

Pero la visibilidad de lo invisible. Pero ya no se puede pegar ojo acechando el retorno. Nos hace visitas. Pero, asimismo, es preciso que se manifieste en la forma de un manifiesto que sea el Manifiesto de un partido. Y, por supuesto, de su correlato estatal. Al obser- var la Santa Alianza europea se tienen signos de ello. Como partido. La frase siguiente habla de la multiplicidad de las lenguas: no de todas las lenguas sino de algunas, y de los comunistas de diferentes nacionalidades reunidos en Londres.

Dar miedo, darse miedo. Los totalitarismos nazi y fascista se encontraron, en esa guerra de fantasmas, tan pronto de un lado, tan pronto del otro, pero siempre en el curso de una sola y misma historia. Como la de Stirner. A Marx le gustaba la figura del fantasma, la detestaba, la tomaba por testigo de su protes- ta, estaba asediado por ella, acosado, sitiado, obsesionado.

Digamos incluso: al contrario. Sin duda estaba obsesionado con ellos esa palabra era suya? Cierta- mente. La frecuencia cuenta. Les cuesta trabajo. Expurga entre los buenos y los malos «fantasmas». El 18 Brumario Esta angustia ante el fantasma es propiamente revolucionaria. Pesar lasten es, asimis- mo, cargar, gravar, imponer, endeudar, acusar, asignar, prescribir.

Responder del muerto, responder al muerto. II, pp. Nuestro intento es otro distinto. Pero una inestable y apenas visi- ble frontera atraviesa esa ley de lo fiduciario. Son las palabras de Marx» Es su lengua, y el ejemplo de la lengua no carece de importancia.

De una herencia a la otra. Esta herencia revolucionaria supone, ciertamente, que se termine por olvidar el espectro, el de la lengua primitiva o materna. No para olvidar lo que se hereda, sino la pre-herencia a partir de la cual se hereda. Este olvido no es sino un olvido. Las cosas son muy complicadas. Pero si nos contentamos con olvidarlo, topamos con la simpleza burguesa, o sea, con la vida.

I de un laberinto cubierto de espejos, un hilo conductor tenue pero indispensable.. El 18 Brumariopp. Nada, al menos nada salvo el olvido. Luego, una vez cumpli- da la tarea revolucionaria, sobreviene entonces necesariamente la amnesia. La sociedad Analiza sus pulsiones e impulsos. Y escucha una frecuencia revoluciona- ria. Marx apunta a menudo a la cabeza y al cabecilla.

Las figuras del fantasma son, en primer lugar, rostros. Hay que pensar el porvenir, es decir, la vida. Es decir, la muerte. Pero quiere acabar con ella, estima que se puede, declara que se debe. Esa fatalidad pesaba sobre las revoluciones del pasado.

En resumidas cuentas, deben dejar de heredar. Ni siquiera deben llevar ya a cabo ese trabajo de duelo en el transcurso del cual Ni los Marx cree en ello.

Por nada que sea identificable en el pre- sente. En resumidas cuentas, esta vez se trata de una parodia del espectro mismo. La frase prevalece decidi- damente sobre el contenido: [ Respuesta: a una ausencia de cuerpo, por supuesto.

Pues bien, no un individuo vivo, no un sujeto —como se dice— real, sino un espectro, el espectro rojo que conjuraban los contra-revolucionarios en verdad, Europa entera: el Manifiesto fue ayer. Como si eso fuese posible. No ya la noche en que todos los gatos son pardos, sino gris sobre gris porque rojo sobre rojo. Pues no olvidemos nunca que, cuando describe estos trastrueques, inversiones, conversiones sin borde, lo que Marx pretende es denunciar unas apariencias.

Lo que queda, pues, es que lo que finalmente parece ser una imagen es asimismo, pro- visionalmente, la imagen final, lo que «aparece al final» endlich Marx, El 18 Brumario, p.

Eso no le impide a Marx dar una fecha. Cierto es que indica, siempre entre corchetes, que se trata de un domingo. Incluso aunque cierta heterogeneidad siga siendo estructural, tal y Es, tal vez, la figura oculta de todas las figuras. No se repara en medios. El pro- pio Stirner lo proclama: «Desde que el verbo se hizo carne, desde Marx no debiera haberse burlado, pero lo hace, con malicia, con una ingenuidad que quisiera parecer fingida. Y esto es lo que le permite a san M a x saltar a la «metamorfosis» siguiente En su primera y simple «impureza», la historia de los fantasmas se despliega en varios tiempos.

Traiciona y traiciona. Lo denuncia. Ese mal hermano21 se ve acusado de ser a la vez el hijo demasiado filial y un mal hijo de Hegel. En cualquier caso, la obra de Stirner resulta nula y sin valor. No ve que «el cris- tianismo no tiene historia alguna», historia alguna que le sea propia. Se reconoce la experiencia efectiva en que encuentra algo del otro. Da lugar, por eso mismo, a la metamorfosis de lo espiritual en espectral: es, precisamente, el fallo de san Max.

Pero lo que quiere Marx es discernir. Da juego. En segun- do lugar. Es su arma principal. Pero eso no es todo. A Marx le gusta esa palabra. El escamoteador sabe tornar inaparente. N u e v o escamoteo 1. En esta zarabanda de los espectros, intentemos mantenernos en la firmeza —al menos aparente— de algunas evidencias.

Lo que 1. No los destruye efectivamente wirklich. Esa practicidad sola, esa efectividad sola el trabajo, el Wirken o la Wirkung de esa Wirklichkeit puede acabar con una carne puramente imaginaria o espectral phantastische [ Es preciso pensar el trabajo, y trabajar en ello. Cuando desaparece el cuerpo fantasmal die gespenstige Leibhaftigkeit del emperador, no es el cuerpo el que desaparece, sino.

Pierde su cuerpo por amor a su cuerpo. Pues toda esta historia sigue regida por las paradojas del narcisismo y del trabajo del duelo.

En tiempo real, inme- diatamente, o en tiempo diferido. Four l'avoir, il faut le voir, le situer, l'identifier. Se ha empezado pero no se ha acabado. J ifagain this apparition come [ Donde hay Yo, es spukt, «ello asedia».

Cree en aquello con lo que Stirner le amenaza y le acusa: concebir la verdad como fantasma die Wahrheit ais Gespenst. El fantasma, siempre, me mira. Sigamos esa mira- da. Numeroso es el espectro. Un despiadado movimiento de barrena acarrea, entonces, una serie de citas a fin de conducir a dos conclusiones.

Citemos a Marx, quien, al citar a Stirner, quiere forzarle a confesar que se identifica irresistiblemente con el adversa- rio-testigo al que cita a comparecer, el pobre Szeliga. Por supuesto, no se debe reducir nunca el estrecho y estricto concepto del fantasma o del phantasma a la generalidad del faineszai. Ya no es regional. Noy el mundo mismo es un espectro Nur in ihr? Nein, sie selber spukt ». Esos representantes. El esplritualismo no es sino un espiritismo. No se les reconoce ne- cesidad interna alguna.

De nuevo una Mensch, es spukt in Deinem Kopfel. Nominalismo, conceptualismo, realismo, todos son derrotados por la Cosa o A-cosa llamada fantasma. Pues el fantasma Ambos cuerpos abstractos son visibles-invisibles.

Apariciones sin nadie. Ni el deseo de contar lo que ya no se cuenta. Y el deseo de clasificar. Vamos a contar los espectros. Con los. Se liga a ella de un modo asombroso. Su presa le cautiva. Te doy caza. Y el fantasma no suelta a su presa, es decir, a su cazador. Pero es para darle caza, para seducirle, para alcanzarle y, por consiguiente, para conservarlo a mano. Pero el primero acusa al otro de ser un traidor y de estar al servicio del adversario, en resumidas cuentas, de la Europa cristiana.

Ambos comparten, aparentemente como ustedes y yo, una preferencia in- condicional por el cuerpo vivo. El yo vivo es autoinmune, ellos no quieren saberlo. Descuenta ios fantasmas del otro. Hay diez. Bueno, nos detene- mos en diez. Mientras que, en la «pura historia de los Gespenst Nr. Es necesario asumir la herencia viviente de Marx. A Fukuyama le falta un pensamiento del evento.

En este caso Derrida muestra que el mismo concepto de valor de usa anuncia su contrario, el valor de uso. El valor de uso, sin embargo, se da ya contaminado por su contrario, el valor de cambio. Marx establece la diferencia entre ambos conceptos, diferencia que es valiosa. Es necesario hacerlo familiar.



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